Al final del viaje está el horizonte,
al final del viaje partiremos de nuevo,
al final del viaje comienza un camino,
otro buen camino que seguir descalzos
contando la arena.
Al final del viaje estamos tu y yo, intactos.
Como bien decía el gran trovador cubano Silvio Rodríguez, todo viaje finaliza con el comienzo de otro nuevo, distinto, pero igualmente maravilloso.
La breve historia que contaré hoy se remonta a casi un año atrás, cuando dí los últimos pasos de mi «Odisea por el Mundo», título e insignia hasta ahora de este blog, para empezar a consonar mis huellas con las de una persona muy especial, que a mi lado, sería co-protagonista de todas las crónicas que viniesen a continuación.
Antes que nada, y dado el inusual laconismo que caracterizará a este post, debo testificar en mi defensa que no es la primera vez que lo escribo.
En su versión original, muy distinta a la que ahora leerán, intenté sumergirme en los campos de la poesía, a conciencia de perder la riqueza y libertad que la prosa nos otorga, lo que dió como resultado una «Oda» tan sentimental y romántica, que finalmente preferimos dejarla sólo para nosotros, en algo que podría denominarse un «post privado». ¡Griten y pataleen, pero no será publicada, Jeje!
Hecha ya esa salvación, paso a relatar la historia de como resurgió la «Odisea a Dúo», que desde ahora reemplazará las típicas narraciones de noches a la intemperie y de personajes extraños que les venía contando, pero que de seguro traerá muchos otros lugares asombrosos que encontramos en el camino, útiles guías y consejos de viaje, y nuevas anécdotas de países lejanos, porque sea el tipo de viaje que sea, esas cosas nunca están exentas de sucedernos.
Para quién haya seguido al menos algunos de mis posts iniciales, creo que no hará falta que le presente una vez más a esta chica tan especial para mi.
Pero por si acaso, si es que alguno cae inocentemente al blog recién ahora, y también como un pequeño homenaje que quisiera hacer para ella, vuelvo a presentarles a mi chica, a mi novia y amiga, a quién me acompañó tan dulcemente este último año de mi vida y esperemos lo siga haciendo por muchísimo tiempo más…
Damas y caballeros, con ustedes nuevamente, ¡Janire!
Con Jani nos conocimos hace más de un año en Paris, ¡la ciudad del amor! Por casualidad o designio del destino, se apareció en mi habitación de hostal (¡También era la suya, claro!) el primer día de mi viaje. Siempre hemos tomado eso como algún tipo de extraña señal de que lo que seguiría tenía que suceder.
Luego de sus vacaciones parisinas, volvió a su Bilbao natal, en el corazón del País Vasco español, y dos meses después, nos volvimos a encontrar allí, donde se puede decir que comenzó realmente nuestra historia.
Tras unos pocos días juntos en las Fiestas de San Fermín del 2012, en Pamplona, nos embarcamos juntos en nuestra primera aventura viajera, en una travesía inolvidable de tres semanas por Francia, Mónaco, Suiza, Italia y San Marino.
Lamentablemente, después de un soñado último día por los canales de Venecia, tuvimos que distanciarnos. Ella debía reincorporarse a su trabajo, y mi estado legal como turista me obligaba a «exiliarme» tres meses afuera de la Comunidad Europea.
Tres meses largos, eternos, que se estiraron hasta parecer aún mucho más, y por más que manteníamos el contacto a través de Internet, la cuenta regresiva se nos hacía interminable.
Pero por fin, tras haber recorrido los países balcánicos, la península turca de Anatolia y la ciudad imperial romana, había llegado el esperado momento del reencuentro.
Pasaje de avión en mano, me subí a un avión low-cost en el Aeropuerto Fiumicino.
En las pantallas, el anunciado destino: Bilbao, España.
Como Jani trabajaba por la mañana y tenía un curso por la tarde, fui directamente desde el Aeropuerto a un hostal en el centro bilbaíno.
Mis nervios iban in crescendo con el paso de las horas, y podía imaginarme como a ella le estaria sucediendo lo mismo.
Finalmente, llegó la hora acordada. Aquella «Oda» que escribí como primer versión de este post, explicaba aún más íntimamente los sentimientos de aquel instante, pero puedo confesarles que las inquietudes y la excitación me hacían difícil mantenerme calmado.
Cuando la vi salir a la calle y venir hacia donde yo estaba, con esa sonrisa tan hermosa que la caracteriza y ambos con un notorio pero encantador esfuerzo por disimular los nervios que teníamos, nos fundimos en los tan ansiados besos que veníamos acumulando desde hace meses.
No quisiera entrar en más detalles de lo intensa que fue ese breve pero espléndido atardecer, pero de más está decir que allí mismo se disolvió cualquier temor, y apenas cuatro días después, le pusimos título a la relación y desde entonces, pude decir con toda confianza que Jani y yo eramos novios.
Estábamos muy contentos por el reencuentro. Cada día juntos era realmente único y especial.
Sin embargo, algo que veníamos retrasando pero surgió inmediatamente era que íbamos a hacer de nuestras vidas a continuación.
Manteníamos ritmos muy distintos. Yo venía de un largo viaje de más de medio año por Europa y tenía que desacelerar. Jani, en cambio, con aspiraciones personales y de trabajo en la bonita ciudad de Bilbao, me invitaba a quedarme con ella.
Sin pensarlo dos veces, convencido de lo que sentíamos el uno por el otro, tomamos la que creo que fue la decisión correcta.
Me quedaría viviendo allí, y le brindaríamos a la relación el tiempo necesario para asegurarnos que era lo que deseábamos, y para entonces, sabríamos con total certeza como lograr combinar nuestros proyectos individuales en un mismo camino de vida juntos.
Tras unos diez días en un hostal, buscando alojamiento en Sestao, su pueblo de los suburbios de la capital vizcaína, finalmente encontré una habitación compartida en el apartamento de una gente muy agradable, con los que conviví durante cuatro meses, a finales de 2012 y principios del 2013.
¿Y qué pasó con los viajes, que es de lo que se trata este blog?
Bueno, para noviembre, sólo un mes después de haber llegado a Bilbao, preparamos con Jani una nueva aventura que nos llevaría a pisar suelo africano, y que será el escenario de los próximos posts que iré subiendo y compartiendo con todos ustedes.
A encender esos motores, cruzar el Estrecho de Gibraltar que separa Europa de África y a poner rumbo hacia… ¡Marruecos!
!Allí nos vemos! ¡Saludos a todos!
Qué lindoooooossssssss!!!!!!!
Chicos, nos encanta que hayan tenido esta hermosa historia de amor, que hayan tomado las decisiones correctas y que hayan podido conciliar ambos sueños!!! Los espera un camino lleno de magia!!! Ojalá pronto podamos ir a visitarlos!! Será un placer!!
Eso sí… ya iríamos como familia viajera! jaaja
besos y abrazos!! y que toda la magia del camino los acompañe!!
saludos desde Buenos Aires!
Aldana y Dino
Chicos! Muchas gracias por el mensaje!
Un fuerte abrazo, y pronto andaremos por esos pagos, por lo que intentaremos juntarnos si les parece!
Mucha suerte con esta etapa tan mágica que están viviendo! Por acá, expectantes de nuevas fotos de los…tres!!
Que linda historia Gringo!!
Me alegro muchísimo por ustedes!
Espero que podamos vernos pronto.
Beso grande
Muchas gracias Ceci! Un abrazo, saludos por allá!
Neneeeeeeeeeee!!!! no puedo creer! siempre le digo a Mario q es incríeble lo que contás, vivís, y por primera vez me detengo a leer un poco más sobre tu historia! Te felicito!!!!! Sos un ejemplo de que la felicidad está en la libertad de hacer lo que uno quiere realmente!!! No se cuenta en la cantidad de bienes, sino en la cantidad de historias que se lograron vivir.
Me alegro verte así, los amigos de mi hno son parte de él y les tengo un cariño especial! sobre todo a un pibe tan buena gente y educado como vos!!! se te extraña!!!!!
Besos, nos vemos!
Muchas gracias por tu mensaje, María, y por dedicarle algo de tiempo a esta lectura! La verdad es que estamos viviendo una historia fantástica que ni nosotros creo que terminamos de creer! Jeje Un gran abrazo a la familia, saludos por allá!